El partido del Algeciras este domingo en Ferrol ha sido aceptable, con una buena imagen en líneas generales pero con el debe de haber encajado dos goles algo evitables.
A las bajas de Tomás por enfermedad y Jordi Figueras por lesión, los albirrojos han sufrido en sus carnes a uno de los extremos más desequilibrantes de la Primera RFEF como Carlos Vicente que ha sido un auténtico incordio para un Ale Benítez que ha tenido que competir a pierna cambiada.
A pesar de ello, la impronta que los de Ania han dejado sobre A Malata ha distado mucho de lo visto hace un mes en Talavera y el vestuario ha sacado conclusiones positivas de cara a lo que se viene en seis días en una final por la permanencia en Pontevedra.